En el Centro de Rehabilitación de Santiago Vázquez, los internos tienen la posibilidad de trabajar y estudiar. Algunos reclusos lo solicitan, otras veces lo hacen sus familiares, pero también puede ser solicitado por los funcionarios, según nos explica en la entrevista José Antonio Da Rosa, director del centro. Estos funcionarios lo solicitan cuando una persona es reincidente. “No todos presentan solicitud de trabajo y de hacerlo, no habría trabajo para todos”, aclara. Pero el estudio es un derecho, explica Da Rosa, y todos pueden acceder a él. Por esa razón, se dictan clases para analfabetos, clases de primaria y secundaria completos dentro del establecimiento. Estos dos últimos están avalados por el Ministerio de Educación y Cultura. Por lo tanto, en el momento en que un recluso queda en libertad, el estudio que haya completado es válido como el de cualquier escuela o liceo en el país.
Los que trabajan y estudian, tienen derecho de redimir pena: por cada dos días de trabajo o estudio restan uno de pena. Los estudiantes de secundaria que al final del año pierdan el examen no redimen pena, pero “ese es un tema de secundaria”, aclara Da Rosa.
Tuvimos la oportunidad de entrevistar a un interno, de iniciales W.R, preso en el Comcar desde hace ya algún tiempo. Agradece tener la oportunidad de trabajar dentro del establecimiento ya que dice que es “como trabajar afuera, es como si no estuviera preso y no extrañara a mi familia”. También cuenta que su trabajo es una motivación, y que no muchos valoran la oportunidad de aprender a hacer algo nuevo con los talleres y no les interesa redimir la pena. “Algunos prefieren jugar al fútbol o al básquetbol, pero yo no me tomo el tiempo para eso, prefiero trabajar”.
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Foto: http://dialogo-americas.com/ |
W.R. dirige el taller de fibra de vidrio, y cuenta con menos de diez miembros en el taller. Todos ellos construyen los barcos que usa la Federación Uruguaya de Remo para competir internacionalmente. Se encuentra alegre por sus logros y de que Uruguay sea el único país que cuente con una actividad como ésta dentro de una cárcel.
Si bien por fuera se ve un lugar lindo, el pasto verde rodea el establecimiento, hay huertas, hamacas y hasta cancha para que los reclusos puedan divertirse, algunos ambientes no están en las mejores condiciones. La comida casi siempre llega fría, ya que las ollas se suben manualmente por las escaleras y eso tarda un tiempo. W.R. asegura que a veces, dentro de la cárcel, se pasa mejor que afuera, ya que sea frío o no, se tiene un plato de comida y una cama donde dormir.
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