El sol estaba fuerte, y el aire caluroso; era un día especial para filmar. Salimos antes de clase, con los pasos que debíamos seguir ya planeados, nos dirigimos a buscar la cámara al subsuelo de la facultad. Perdimos gran parte del valioso tiempo con el que contábamos por problemas con los préstamos de los equipos, pero lentamente lo pudimos resolver. Con nervios, ansias y la cámara en mano nos dirigimos al centro de Montevideo; a la Plaza Cagancha.
Fotos de los entrevistados |
Luz, cámara, … todo volvía a complicarse… la cámara que teníamos no filmaba. Después de enojarnos un rato, decidimos que lo haríamos con cualquier otro aparato que tuviéramos con nosotros; por lo que elegimos una tablet; ¿funcionará? ¿se escuchará la voz de la gente? ¿cómo será la calidad de la imagen? Guardamos la cámara dentro de una de nuestras mochilas y nos arriesgamos. Pequeño detalle; la batería no duraría más de quince minutos; debíamos captar la opinión de la gente en tan solo esos minutos. El tiempo estaba en nuestra contra, pero para nuestra sorpresa, la mayoría decidió colaborar.
Tratando de seguir un guión improvisado le explicamos a la gente lo que intentábamos hacer, a la vez de que debíamos convencerlos de querer participar; mostrar sus opiniones y sus rostros. Sobretodo las mujeres se preocupaban por su apariencia, se peinaban y buscaban un lugar con poca luz para que sus rostros no se vieran tan iluminados, aunque después de unos segundos pareció dejar de importarles.
Fue extraño, al principio todos decían emocionados que si querían participar, pero una vez que el botón para grabar se presionaba, la emoción bajaba y algunos quedaban por algunos segundos sin palabras.
Cuando grabábamos a alguna persona, automáticamente el que estaba cerca miraba, sabiendo que iríamos por el en los próximos minutos; estaban quienes se peinaban mientras llegábamos a ellos y quienes huían con alguna excusa.
"Disculpa, podemos hacerte unas pregu..." fue nuestra frase celebre de esa mañana, que en una ocasión se vio interrumpida por un idioma ajeno al nuestro: "I don't speak spanish, only english or french", fue lo más loco de toda la mañana. Una ciudadana Belga, de visita en nuestro país, después de explicarle detalladamente nuestro trabajo accedió a ser entrevistada. Definitivamente lo más asombroso fue que la situación, descripta por la gente, de los centros carcelarios uruguayos parece ser la misma que en Bélgica.
Luego de haber terminado de filmar, mientras guardábamos nuestras pertenencias, una de nuestras entrevistadas anteriormente se acercó a nosotras; muy amable y gentil, nos ofreció cremas, además de pasar un rato con nosotras; parecía interesada en el tema, sobretodo en la resolución de la violencia: habló mucho del amor, la naturaleza y como estaba el mundo hoy en día.
La conclusión general que obtuvimos fue claramente que la mayoría de los entrevistados opinaron lo mismo: las cárceles están llenas.
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